martes, 10 de febrero de 2009

En el principio

Cuentan que el químico August Kekulé, tratando de desenmarañar la estructura química de un compuesto (el benceno), daba vueltas y vueltas a las hipótesis e ideas que le surgían. Tan remotamente alejado estaba de llegar a un cruce de caminos, cansado de desenmarañar hilos entretejidos y apelotonados en un ovillo, que se quedó dormido en su sillón contemplando el fuego.

Sobresaltado se despertó, a los pocos segundos, tras haber visto en ese estado de semi-inconsciencia que algunos llaman sueño, una serpiente de fuego, tratando de atrapar su propia cola. Maravillado, contempló la hoguera, y entendió que había desentrañado uno de los misterios de la Química de aquellos años (mil ochocientos y pico).

Así es como empieza este blog, con los miedos de un principio (para mí las serpientes nunca han sido plato de gusto), pero con la fascinación de un sendero aún por recorrer (¿quién no se ha pasado una tarde entera sólo contemplando el fuego?).

Echo algo de leña a mi particular hoguera y me quedo vislumbrando el fuego. No sea que algún hilo o trenza se consuma entre las llamas.

Bienvenidos/as

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